No es posible despertar a quien pretende dormir,
y no quiere estar despierto.
Hay un sueño inexistente que no se puede describir,sin saber si se está vivo o muerto.
Aquí que pasan los días en el anhelo de vivir,
sé que siguiendo un faro, se llegará a un puerto.
Porque para estar vivo no basta respirar, hay que ir,
con las manos abiertas, a cosechar el huerto.
El camino es largo y vacío en la consciencia de seguir,
tras los pies atravesando éste desierto.
Son tantas las cosas que se pretenden asir,
mientras hay un rumbo incierto.
Y termina el tiempo para andar, aún sin aludir,
que hay algo cierto.
Un encuentro,
¿Quién pretende dormir? —que no está muerto…
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El dialogo es el caldo, donde se cuece o cocina la vida…