Habrá días de fuet
y nuez de la india,
o tardes de Oporto
con noches de hotel
y sabanas blancas de
brocado y encage.
Habrá días de un sol ardiente
y esforzados sudores oscuros
de la piel calada por la fuerza
y el peso en las tripas y su eco,
tardes para reposar los silencios,
con esas noches, vacías, lentas
para los presos del asfalto gris.
Habrá que salir con la cordura
en la piel a escoger ese futuro
que se compartirá con el banco
y unos vecinos anónimos pero
pero hoy no distantes, puestos,
que a todos se nos ha muerto
una confianza, frágil y friable
habrá que salir ese día y otros
muchos más, a punto y coma;
aquí, no hay párrafo completo.
Ni suficiente apatía, por crecer.