Dirán que viviste en los tiempos de Ulises,
de Hector, el domador de caballos, de Aquiles y,
quizá de Helena y de Troya…
Se llamaba Helena,
si, así se llamaba, Helena,
y… por ella ardió Troya.
Bueno, eso dice la historia,
que lo importante era, Helena,
lo del control del estrecho,
el comercio y los tesoros,
no se menciona tanto,
pero si «Helena», de Troya,
que por cierto no nació ahí,
pero llego por propia voluntad
o por vanidad, no queda claro,
de hecho nada queda claro;
nunca, queda nada claro.
De Troya un pedazo de muro
algunas maderas, el mito;
de Helena… ¿Qué queda?
Ah, olvidaba, que la palabra,
Helena, quere decir «la luz»
¿Quedará la luz …del instinto?
Uy querida Helena,
que te fuiste a Troya
y Troya se quemo
con fuego de madera
ese mismo fuego después
quemo Roma, Londres
y Chicago —Incendios.
Ay querida Helena
que te fuiste a Troya
y desde su muralla
cuando estaba en pie
viste morir a Hector
«el domador de caballos»
y a tus pies calló…
y cayó Aquiles
«¿qué dá consuelo en el dolor?»
Oh, un poderoso rey
en medio de un juego
de vanidades y orgullos
dicen que por Helena,
fue y quemo Troya
con la astucia de Ulises
y fuego de madera,
también dicen que,
corrió sangre por la arena
como en Roma y su coliseo
como en Londres y París
con los Hugonotes,
como en la huelga de Chicago
—Levi Strauss, no sólo son
pantalones, de obrero,
es sangre y cuerpo que latió.
—Pero esa es otra historia,
de otro héroe,
ningún semidiós renegado
de su celestial esencia;
mencioné París pero no a Paris,
el arquero que por error
hallo el talón de Aquiles
y dicen que secuestró a Helena.
Alguien, tal vez Helena
cayo en la arena
y su sangre llego a la espuma
como espermas que caen al agua
los preñaron de pasión el mar
y el aire.
Alguien, tal vez Helena
se fue a Troya queriendo
sin saberlo hacer historia
por el templo de Apolo
y las naves hechas de haya
y encino, naves que fueron
astucia, caballo e incendio.
Ay, Helena, que te fuiste
a Troya, sin carta ni nota
¿Viste llegar la muerte?
tejiste un mito y sus mentiras
con hilo de tus feromonas,
a punto y nudo…
Uy, querida Helena
te cuento una historia:
«un beso es sólo un beso
y un sueño es sólo un sueño,
el tiempo pasa… a traves
de los años»
Mientras Ulises intentaba
vencer el silencio cerrado
que cantan las sirenas
el tiempo pasaba sin besos
y sin sudores en la piel
domada.
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