Uno puede, a veces,
sentirse bien tratado;
sería fantástico que fuera siempre
y, con convicción y belleza…
pero hay que perder el miedo
a la verdad, a la consciencia
de las calles que, también
son para bailar.
Sentirse ave de paso
y volar sobre las flores
en el pantano de Edimburgo
buscando ausencias.
Y es tan difícil comprender
como extraña el alma…
una sopa de verduras
una mañana propia.
Lo que es un «sí».
Yo lastimo por existir
y a veces no se que pisan
mis zapatos, ¿dónde andan?
o que hay en sus huellas.
Las apuestas, ¡van en contra!
las nubes a favor,
yo quiero otra vez
despertar con aroma.
Escuchar de un tango
a un fado, por la tarde
y saber, que hay en el vientre
eso que alimenta.
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El dialogo es el caldo, donde se cuece o cocina la vida…