jueves, 23 de julio de 2015

Olivos, propaganda y aceitunas.

Enraizan la tierra como la tinta en el papel,
con un poquito de amor y sin televisión,
si no llega el viento y se lo lleva todo…
estarán ahí por siempre, como la noche,
mientras pasa el día.

Y servirán a los ejércitos como ejemplo,
como culata o papel de propaganda
o como guirnalda,
en la diestra de Niké,
cuando conquisten para otros
(sin nombre),
algo así como una paz, 
el horror de la paz.
Cuando vuelvan
los que no vuelven.

Contamos y pesamos sus frutos
para cambiarlos por nada y por algo,
pero más nada que algo.

Como contamos los muertos
y las pesadas balas que asesinan
balas cargadas con el peso de su precio
o con el precio de su peso.

Miserables balas
en manos miserables
abaten a muerte la miseria
(de los inconformes)
para perpetuar a los miserables
salvajes refinados, 
pulcros y afeminados.

Semillas que flotan en copas planas
de algún cristal
con licor barato a precio caro,
que jamás tocarán la tierra fértil.

Copas planas,
propaganda
de martini y aceitunas
para los que se regocijan
por su pequeña libertad
de rascacielos,
encaje y bilet rojo.

Mientras allá no pasa nada
sólo mueren, sin abejas, los olivos.






















No hay comentarios:

Publicar un comentario

El dialogo es el caldo, donde se cuece o cocina la vida…