jueves, 28 de febrero de 2013

Un día soleado

Yo tengo preguntas para un día soleado
que ilumina el mudo espacio por un costado
con su pausada, traviesa forma de llegar
cuando desde esa morbosa curiosidad de hurgar
invade con su brillo las oscuras sombras
como silencio que vuela en místicas alfombras
luz que recorre el aire impreso en nardo
donde oscilan restos de humedad en resguardo
rubores que habitaran esa dulce hembra
quien ayer, en el lejano tiempo de una siembra

fue semilla que levanto su voz andando
y va por el mundo con éste amor lucrando

o se menguó el espíritu por sentir y amar
porque en la cotidiana travesura, pensar es dudar
de lo que dura una locura, si ésta es pura











Puerto


Frontera de cien países en un sólo mar y muelle
civiles que deambulan anónimos entre bodegas
de intercambios, en tenues y clandestinas luces
aire como cortado y húmedo, siempre húmedo.

Cabe el mar y sus historias en bares y cantinas
así se remojé la vida con la muerte a cada trago
anuncien los cielos tempestad con efímera prisa
habrá que habitar la humedad mojada en brisa.

Si, responden siempre los huérfanos dispuestos
a soltar carne por arrojar algún alma a la deriva
de un mar de café, tabaco y té, por abundancia.

Nada es juicio ni la muerte extraña por su visita
que aquí la noche es noche y el día sin silencio
una infinita embriaguez de sonido por cadencia.