viernes, 18 de mayo de 2012

Agua que dormía


¿Cuántas mentiras están sumergidas en el  agua?

Agua que estática dormía dentro del estanque
de tu piel y tus huesos y, de tu circunstancias
agua que despertó en ondas que se hicieron olas
y tempestades, cuando caí como piedra de piedra
se levantaron esos asientos de las turbias mentiras
fangos que reposaban en fondo de tu agua clara
que se enturbia de si misma, bajo las tempestades.

Saturada de sus asientos, entre las olas atentas,
sagradas, de tu piel tibia, que desborda sus limites
y alimenta la tierra seca, sedienta de su sangre
el milagro mismo de la vida, en el barro, la semilla
germinan las promesas y las emociones puras
se decantan las pesadas palabras, se evaporan
las banalidades y las vanidades, en aire húmedo.

Todo pasa ahí, donde caí como piedra de piedra
pero piedra de sal, que se disuelve en el agua
y la transforma en su consistencia y contenido
la tempestad y olas que se apaciguan y contienen;
que se enrarecen y se agitan hasta desbordarse
se humedece el aire y la tierra, una y otra vez
con estos cuerpos, con sus palabras y esencia
de vapor y barro, de agua salada, de fangos
y mentiras…

¿Acaso es este el barro de las tejas rojas?
La sangre y carne que cubre las casas
de los desterrados y de los poderosos
¿Es este el aire húmedo de la brisa?
que refresca el alma de los desamparados
del prisioneros del sol, ardiente y la vida.





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El dialogo es el caldo, donde se cuece o cocina la vida…