jueves, 16 de febrero de 2012

Motivos

Para mi que he robado,   un libro…

Pensar que vanidad es exhibirse en suficiencia,
idolatrar la luz reflejada por la propia piel y
nada hay que opaque esa imagen que
chilla en el vacío de su cristal y su
envidia que lleva a la vergüenza.

Por pereza el alma se acomoda y el
último residuo de lucidez busca
templanza para salir del riesgo de
amar desde la libertad humana.


Con modesta soberbia 
al poseer todo alago y
bien posible; creyendo que exentas del verbo:
respetar, con sus pequeñas consecuencias en
oraciones viles, profanas y confusas
no saldrían al aire en su sonido
abusar es un derecho de los fuertes tiranos

Honrar la sublime existencia de quien
irá saboreando el destino amargo de
jurar lleno avaricia, en su pantano sin
amor o caridad.

Diligencia en causar la angustia
en la gula, sus lesiones.

Lujuria que busca la serenidad
amable de matar lo distante.

Mentir desde la humildad a quienes
insisten vivir por tener y no ser, donde se 
evita festejar la vida, que pone polvo en los zapatos para
robar maldad intrinseca de la propia inteligencia que al
difamar a la razón siempre que la hace vulnerable frente
a la verdad y su sazón.

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El dialogo es el caldo, donde se cuece o cocina la vida…