jueves, 9 de febrero de 2012

Las palabras…

«Se que las palabras, nunca serán suficientes y, no podrán describir de forma adecuada y suficiente el mal; quería saber que se siente matar a alguien» A. B.


Veo un rostro, muy suyo
impregnado de arrepentimiento
en la lucidez de una vida, desdeñada
sólo por sentir…

Rostro que carga la muerta, la vecina
esa pequeña que creció
con el mismo aire, la que respiraba
y ya no.

La sentencia
se llama cadena perpetua
ese es su nombre, pero no hay cadena
y perpetuidad es el tiempo de su vida
condenada a estar viva
sin construirse un futuro:

No habrá graduación, ni novio, …ni boda
…ni donde jugar a la casita;
…ni hijos, …ni nietos,
sólo vivir como la muerta,
pero respirando cada día
sin que la lloren
y siendo esa vergüenza
de las entrañas humanas
que menos la madre,
 todos juzgan.

Aun el arrepentimiento
está negado
por la consciencia.

Cada sentencia es un colectivo
desde la profunda necesidad
de compensar el mal, con mal.

¿Cómo quiere el vivo sentir
 La muerte, dada al otro,
es un regalo fatal para ambos?


Conserva celosamente el derecho a reflexionar, porque incluso el pensar erróneamente es mejor que no pensar en absoluto.

Hipatia de Alejandría.




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El dialogo es el caldo, donde se cuece o cocina la vida…