jueves, 26 de enero de 2012

La duración, el tiempo cotidiano

Sistole a diastole y, sin descanso
palpitan el tiempo. Que es la vida.

Así el como el sol y la mañana
llega la noche con su viento frío
curiosa, pero a su ritmo, no pregunta
invade…

              primero el aire, que se respira,
y poco a poco la luz y la razón.

Lo cotidiano no se cansa y sigue.
El hombre en el periódico miente cada día
la comida hallada,  se prepara…
la televisión apendeja desde Australia o Londres;
igual que ayer, y gana el Barça

El banco se apropia de tu casa y
o tu futuro —a escoger—

En la calle cada día un cuerpo,
el mismo, saturado de licor
yace inconsciente

y, Lola en la esquina cambia
lisonja por favor o por calor

El gato me mira de la misma forma
que la mañana de ayer
al oir los buenos días.

Se repite el ciclo y el sol sale
cafe y desaires, visitan
mis vacíos…

Crecen flores mueren las hojas;
muere un poeta y un repartidor
son sólo suicidas sin vocación

Pretendo ser y estar
y verme entre sus brazos
de silencio y vacío…

La envidia mueve al mundo
presenta sus manjares
con eróticos encantos…

                                      y el amor
sólo mantiene cotidiano
«la vida real» lo que se es
que no se acaba:
crece y se desgasta…
pero dura en la memoria.

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El dialogo es el caldo, donde se cuece o cocina la vida…