viernes, 9 de diciembre de 2011

Noches

¡Ay de estas noches! traicioneras,
en las que la soledad no ladra
ni maúlla, que prometen viajes
por una piel profana, liquida
tibia
y, sólo traen ráfagas heladas
en banquetas rotas y oscuras
que terminan siendo pisadas
sin dirección, ni sentido
noches de un cansancio alado
que se elevan por sobre la razón
y la mitigan, socavando todo
entender posible, noches
que deforman y desgarran
el universo:
éste conjunto de soledades
en el que el mar a la distancia grita,
aclama y, no se escucha…

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El dialogo es el caldo, donde se cuece o cocina la vida…