lunes, 12 de septiembre de 2011

De princesas y dragones…

Para entonces san Jorge había matado al dragón, suponiendo que era el último… siendo sinceros, los dragones nunca mueren sólo se hacen sal, y revolotean toda la eternidad por el alma y la mente, de quien se la come… Gaudi lo sabía…  Y en la torre encantada, la princesa esperaba un dragón para ser cautiva de sus desaires. Los dragones comen vanidad y quien los acecha, mentiras… Despierto, y la busco sin vanidad y sin mentiras, ¡pero no está! su piel en flor es como una promesa en tercera persona… de esas de navidad… o reyes. Hoy puse todo en el piso, para hacer caminos y recorrer mi vida, halle que estaba yo ahí, sin san Jorge, ni princesa, entre dragones…
y todo era rojo quemado.

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